Monday, September 22, 2008

XXIII.

El otro día conocí a un perro con corbata, nadie me cree pero no me importa tres pitos felices. Señor, sus problemas no son importantes, se lo juro, yo no lo sabía, no era mi intención. Sólo esperaba verte ahí, encontrarte despierta, o dormida, acá o allá, al fin y al cabo es la persona que se dedica a la milicia, y es un poco soberbia hasta en la forma de sonarse los mocos. No lo puedo creer, relajate, disfrutá un poco en medio de esta situación de mierda que "nos entregaron un muerto, boluda, no es un muñeco de cera." Yo me creo mil cuando mi superyo permite desplegarse del todo al Ello me produce espasmos. Se me vienen palabras que no reconozco. Por las 10 de la noche como si nada, como si sólo hubieran pasado cruel, desnudo, azotado por su propio pensamiento, sufría como una persona que había perdido todo en su loca vida feliz. Se te mueren los pacientes en las manos, se suicidan viendo la vida pasar, como el vago que sos. Estoy harto de mantenerte así. No tenés derecho, hijo de puta, te voy a matar o morir, o a veces también vivir en el intento y el momento a todo lo anterior vomitado y junto. Prendí una vela y me fui caminando por las vías del tren, como si no hubiera ningún peligro de incendio. Peligro de pérdida. Miedo al abandono es lo que sentí cuando me mintieron en mi propia cara y sucia. No digamos más nada hasta que eyecte la nave. Así lograríamos salir de esta situación trágica con un poco de lógica e inventiva. TE AMO, pelotudo ¿cuando carajo lo vas a entender? ¿para qué? lo mejor es no comprender lo que uno escucha atentamente, sin mirar. No decía nada al respecto y después escribía cartas y poemas de amor con la esperanza de que alguien las tinieblas que los separaban. El abismo y el miedo a la vida, miedo a la muerte, miedo a la incertidumbre.

No comments: