Sunday, August 10, 2008

I.

Encerrado en su casa solo podía espiar por debajo de la puerta principal, como sentarse y separar entre lo esencial y lo postergable, como todo lo que se realacionaba con él y la cara de lágrimas. Rompeme con amor, despacio que me gusta lamer las bolas de los vagabundos que viven alrededor de la plaza y media, para que puedas dormir conmigo sin despertarte cada dos segundos para quejarte de eso, que en realidad no fue más que un mal sueño rociado, llovía y no entiendo, ¿por qué? si yo me linterna en el alma de ganador tenía el indio comechingón y siempre triunfaba en las competencias de a ver quién sabe hacer más cosas que nadie sabe hacer, salvo uno. Como mover la fosa nasal, o las orejas qué asco las orejas. Me acuerdo, chiquitas y brillosas, y humectadas con crema de sus antepasados, jugosa era la fruta prohibida que Adán y Eva comieron del árbol del conocimiento ¿o virginidad? claro, es una pregunta. Saber o no haber sabido nunca y poder pisar fuerte sin pensar siquiera en la posibilidad del tropiezo, siempre y siempre con la misma piedra. Basta, de hoy en más todo va a ser como debe... no seré cliché son los hechos históricos que rodean los sucesos del 11 de Septiembre, cuando dejes de temblar y puedas de una vez por todas pararte derecho sin caerte en el tartamudeo y decirme lo que nunca quise escuchar... estamos solos, chupándose el pito. Lo lamento, en el fondo es así, muy muy ensimismada toda la gente hoy en día.

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