Monday, August 11, 2008

XIV.

Siempre encontraba algo que terminar para no irse a dormir. Nunca le había costado tanto como ahora. Desenamorarse de a poco. Primero un pie, después el otro, está fria como la sábana apenas te acostás, y apoyás la cabeza en la almohada de las duras, las incómodas, las baratas. Y no duraban nada, pero los agujeros que hacían era impresionante, y se queda así con los ojos abiertos esperando el impacto profundo. Ella no quería más, pedía a gritos una tregua, porque sino era insoportable. Pero fue peor aún, fue neutro, como un gris, como el incoloro, inodoro, insípido... sobretodo líquido y gratis. O sea sin valor. Se le cayeron todas las monedas en el boliche, en las escaleras, en mi cama. Se dio cuenta que en realidad no quería saber, no quería tener la certeza de que esa vez no era igual que siempre, esto estaba más que claro. Quiero, y por lo menos es algo. Lo demás es todo humo y me rompe las veces que usé el mismo saquito para hacer muchos otros tés que no me iba a tomar sola, o de una gran sorpresa conocerte, mirarte y reconocerte y que me aceptes así. Ahora, temo.

No comments: